Queridos alumnos: Aún una última audición; la de despedida.No he elegido la música al azar; de hecho fue la primera pieza que escuchamos el primer día de clase hace muchos, muchos años. El Gori, de buena memoria, puede dar testimonio de ello. Desde aquella lejana jornada, tan distante ya en el tiempo, hemos llevado juntos una andadura repleta de anécdotas, experiencias, conocimiento y emociones que han hecho de nuestro camino un viaje lleno de bellos contrastes y de vivencias inolvidables. Por qué he elegido esta Aria da capo de las Variaciones Goldberg de J.S. Bach, es algo que os voy a explicar ahora: En esta ocasión no me voy a limitar a indicaros las características formales del tema con variaciones, algo que en vosotros doy perfectamente por sabido. Esta pieza de Bach tiene una lectura oculta algo más profunda que os voy a desvelar. Antes hacía la analogía entre el tiempo que hemos vivido juntos y un largo camino recorrido. Apliquemos esta metáfora a la Música. Consideremos la Música como la metáfora de un viaje a través del tiempo. ¿Cómo se nos presenta cada instante musical sino como una experiencia inesperada? Pensemos en las Variaciones Goldberg de Juan Sebastian Bach como un lugar -llamado Aria- del que partimos, y todo un mundo sonoro e ingenioso que descubrir a través de sus treinta variaciones. Una variación tras otra, regiones ignotas aún por explorar. Unas veces los caminos previsibles, otras absolutamente inesperados. Nuestro espíritu cautivo del viaje que Bach diseña y, en cada pausa, un instante de reflexión de lo vivido hasta el momento. Nuestros oídos conocen otros parajes armónicos desconocidos, sendas melódicas nuevas… Extrañados por lo ya recorrido y expectantes ante lo nuevo por conocer. Al final, el retorno a la patria. Suena ya la Aria da capo e fine; las mismas notas, iguales acordes, idéntica melodía y, sin embargo e inevitablemente, ya todo completamente diferente. Así es, al menos, como yo lo escucho, pienso y siento. Tan remoto aquel día en que di mi primera clase en este Centro, tantas las variadas jornadas desde entonces…y nos vemos en este último momento, el mismo lugar de partida, pero que al echar la mirada atrás contemplamos inevitablemente transformados por lo que hemos vivido. Sí, la Aria es exactamente igual, pero no es la misma… Ha sido hermoso ser vuestro profesor. Nunca olvidaré la música, el camino que anduvimos juntos. Ahora nuestros caminos se separan, pero se quedan en nuestras alforjas los recuerdos. Os deseo toda la suerte del mundo. Mi homenaje hacia vosotros será iniciar mi nueva singladura allá donde deba comenzar mi nuevo viaje, con esta misma Aria, que escucharé lleno de nostalgia. Un fuerte abrazo a todos.